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¿Es Extinction Rebellion un Movimiento Hippie?

Este verano pasado se cumplieron 50 años del Festival de Woodstock, probablemente el momento de mayor eclosión del movimiento hippie. Asistieron alrededor de 500.000 jóvenes y allí actuaron artistas como Joan Baez, Janis Joplin, Joe Cocker, The Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, Santana, The Who o Jimi Hendrix.

La reacción mediática conservadora quiso desprestigiar poco después al movimiento entero asociándolo a dos hechos terribles del mismo año: el asesinato de un joven negro por parte de un miembro de los Hell’s Angels en el concierto de Altamont mientras tocaban los Rolling Stones; y los asesinatos de La Familia Manson. Charles Manson (cuya historia ha recuperado Tarantino en su última película) estaba muy alejado de los valores hippies pero aun así se produjo la asociación. Estos dos hechos, que nada tenían que ver con el movimiento, le desprestigiaron y ahí empezó su declive.

Aunque no todas las personas que se consideraban hippies compartían exactamente toda una serie de características, sí que se pueden enumerar algunas rasgos básicos y comunes de este movimiento contracultural: el pacifismo, el ecologismo, el rechazo al consumismo, la defensa de la autogestión y de un estilo de vida más comunitario… Otras características que compartían bastantes personas, como el uso de drogas y la práctica del amor libre, fueron polémicas y provocaron el rechazo de algunos sectores de la población.

Más o menos de forma simultánea al declive del movimiento hippie se produjo el inicio de la ofensiva neoliberal, que inicialmente a través de Pinochet, Thatcher o Reagan se propuso empezar a deshacer algunas de las conquistas sociales de las décadas anteriores, las posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Poco a poco los postulados de esta ideología han ido impregnando todos los aspectos de la sociedad y se ha producido, entre otras cosas, un incremento del individualismo y de la competencia entre personas.

Nos encontramos finalmente no en una economía de mercado sino en una sociedad de mercado donde absolutamente todo puede ser vendido o comprado. La búsqueda del crecimiento económico y de beneficios materiales a corto plazo a toda costa se han convertido en una religión, con los economistas (esos que en su mayoría no acertaron a predecir la crisis financiera) como sumos sacerdotes, sacerdotes que ignoran las leyes básicas de las ciencias naturales.

Pues bien, es en este preciso momento, tras varias décadas de hegemonía neoliberal, que nos encontramos ante una crisis climática y ecológica que supone una grave amenaza para la vida en la Tierra. Sin ir más lejos, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) nos advierte de que necesitamos “cambios rápidos, amplios y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad” si queremos evitar o reducir el desastre que se avecina (y que ya empezamos a contemplar).

Incendios masivos, sequías persistentes, inundaciones, deshielos acelerados, olas de calor y otros eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes e intensos. Diferentes organismos de la ONU, el Fondo Monetario Internacional y hasta el Pentágono, instituciones todas ellas no consideradas especialmente radicales, nos han alertado o nos alertan de forma periódica del camino al colapso en el que nos encontramos. Los informes nos avisan de que en pocas décadas el aumento de temperaturas que se producirá si seguimos como hasta ahora convertirá crecientes zonas del planeta en inhabitables o provocará graves problemas con el suministro de alimentos.

Ante eso podemos seguir como sonámbulos hacia el precipicio (o hacia el matadero), esperando y confiando en que los gobiernos o alguna tecnología arreglarán este desastre inminente o podemos reaccionar y rebelarnos de forma individual y colectiva contra este sistema tóxico y criminal, provocando los cambios culturales, económicos y políticos necesarios. En este contexto surge en el 2018 Extinction Rebellion (XR), un movimiento internacional que utiliza la desobediencia civil no violenta en un intento de detener la extinción masiva y minimizar el riesgo de colapso social. XR es un movimiento inclusivo y transversal, que se articula en base a 10 principios. Repasemos algunos de ellos:

El primero habla de una visión compartida de cambio. Y ésta se define de la siguiente manera:

Un mundo sano y hermoso, donde se apoya la individualidad y la creatividad, y donde las personas trabajan juntas, resolviendo los problemas y encontrando el sentido, con coraje, poder y amor. Esto se sustentará en culturas arraigadas en el respeto a la naturaleza, las libertades genuinas y la justicia. 

Otro principio estipula que necesitamos una cultura regenerativa. Este concepto, que parece derivarse en parte de la ética de los cuidados, es un punto fundamental: 

Una cultura humana regenerativa es saludable, resistente y adaptable; cuida del planeta y de la vida, consciente de que es la forma más eficaz de crear un futuro próspero para toda la humanidad. (…) Necesitamos reconectarnos con nuestro amor por nosotros mismos, por nuestro país y por nuestra gente, junto con vecinos más amplios; la gente y el mundo natural.

Sobre la cultura regenerativa también se afirma que incluye un enfoque saludable en diversas categorías de apoyo mutuo: autocuidado, cuidado interpersonal, cuidado de la comunidad, y cuidado del planeta y de la gente. Pone el foco en las relaciones, y en que todas ellas son interdependientes. 

Otros principios se refieren a la no violencia, a la lucha contra las jerarquías, o a la autonomía y la descentralización. 

Una vez repasados de forma breve algunos de los principios, y a falta de un análisis más exhaustivo, podemos intuir en XR una inspiración en algunos de los valores propugnados por el movimiento social surgido en los años 60. Aun así, a la pregunta que encabeza este artículo, ¿es XR un movimiento hippie?, yo respondería que no porque Extinction Rebellion bebe de muchas influencias y de muchos aprendizajes de luchas anteriores y porque muchas personas participantes o simpatizantes no se sentirían representadas en esa descripción. Ahora bien, creo que es de justicia reconocer que el movimiento hippie fue un claro precursor de algunos de los cambios que necesitamos. Se puede tener más o menos simpatías por ese movimiento social, pero se empieza a hacer evidente que algunos de sus postulados iban en la buena dirección, sobre todo si tenemos en cuenta que su auge coincidió justo con el inicio o con los momentos previos a que empezaran a mostrarse algunas señales de alarma en relación al camino que iba tomando nuestra civilización. 

Pancarta "Rebel for life"

La primera demanda de XR es que se diga la verdad. Como primer paso, en este 2019, se ha conseguido que se reconozca que nos encontramos ante una emergencia para la humanidad. Si hemos de seguir profundizando en la verdad, el siguiente paso (¿para el 2020?) debería ser asumir que nuestro modo de vida (que no es igual a calidad de vida) es insostenible, entre otras cosas porque no se puede sostener sólo con energías renovables. La era del petróleo accesible, abundante y barato se acaba. Y aunque así no fuera, la crisis climática y ecológica nos obliga a dejar de seguir quemando combustibles fósiles. Hemos de asumir que las energías renovables no disponen del mismo poder energético y por tanto debemos de despertar del espejismo de los dos últimos siglos. Es ineludible, por tanto, la necesidad de reducir el uso de energía y de materiales, hecho reconocido hasta por la ministra española de Transición Ecológica. 

En este punto formularía una pregunta. ¿Es mejor que un niño/a reciba por su cumpleaños 8 o 9 regalos (objetos) o que reciba máximo 2 o 3? (minuto de reflexión 😊).

O podemos recordar este fragmento de diálogo del famoso libro El mundo de Sofía:

– Cada vez hay más gente que desea viajar en avión. Por eso deben construirse más aeropuertos. ¿Te parece sostenible esta conclusión?
– No, es una tontería. También debemos pensar en el medio ambiente. Yo pienso que deberíamos construir más tramos de ferrocarril.

Como reflexión final, pienso que la búsqueda de la simplicidad voluntaria, característica típica del movimiento hippie, puede ser un faro que nos guíe en el camino hacia una vida más auténtica, más humana, más feliz y con más sentido. Una vida en la que demos importancia a las cosas que realmente la tienen, esas de las que seguramente nos acordaremos y haremos balance en nuestros momentos últimos de vida.

Peace & Love 

Uy no, ¿en qué estaría pensando?

Love & Rage 

Jaume Osete
Miembro de Rebel·lió o Extinció Barcelona

Un año rebelde
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